¿Cuánto contamina realmente un bebé?

La huella ecológica es el término que se asocia normalmente al impacto medioambiental que cada ser humano produce a su paso por el mundo. Un indicador que relaciona nuestras necesidades, sobre todo en los países del Primer Mundo, con la capacidad de la Tierra para regenerar sus recursos a medida que los vamos gastando. O lo que es lo mismo, la sostenibilidad.
La huella ecológica va así asociada a cada persona que camina sobre el planeta, y esto se aplica, aunque parezca mentira, también a los niños. De hecho, la llegada al mundo de un nuevo bebé requiere un esfuerzo importante a nivel de sostenibilidad, que tiene mucho que ver con la cultura de usar y tirar: desde potitos en botes de vidrio que sería recomendable reutilizar o, en su defecto, reciclar, hasta el dilema de los pañales sucios, uno de los principales problemas ecológicos asociados a la infancia, que se ha agravado en las últimas décadas con la aparición del pañal desechable.
El problema de los pañales tiene mucho que ver, en realidad, con el desconocimiento que a menudo se tiene de la composición de los mismos, y que se suele identificar con la celulosa, un material de por sí orgánico y fácil de reciclar. Sin embargo, la gran mayoría de pañales de marcas comerciales contiene además derivados del petróleo, que no sólo son altamente contaminantes sino que no son biodegradables; es decir, no se descomponen bajo condiciones ambientales naturales.
En cifras: los bebés españoles gastan una media de seis pañales diarios, lo que supone más de cinco mil pañales durante los dos primeros años y medio de vida. En total, una tonelada completa de residuos, que, sumados al resto de bebés españoles en el mismo periodo de tiempo, equivaldría a más de 900.000 toneladas anuales. O lo que es lo mismo, a llenar dos veces un estadio de fútbol solamente con pañales.
La forma de atajar este problema: desde los pañales biodegradables, que demandan menor cantidad de materiales de fuentes no renovables -un pañal normal y corriente tarda entre 300 y 400 años en descomponerse,mientras que uno biodegradable lo haría en unos 3 o 6 años-, hasta los pañales de tela de toda la vida, sin duda la opción más ecológica y respetuosa con el medioambiente, ya que permiten reutilizar el pañal sin tener que deshacernos de él, y son una de las piedras angulares de la crianza natural.
Otras maneras de reducir la huella ecológica de los 'peques' y de la familia al completo: pasarse a la energía 'eficiente', ajustar la temperatura del frigorífico y el termostáto (dos de las principales fuentes de contaminación dentro de casa), cultivar un pequeño huerto casero, usar interruptores que permitan apagar la corriente eléctrica cuando no usamos el microondas, la 'tele' o el cargador del móvil, acostumbrarles a ir andando o en bici a los sitios antes que coger el coche, cerrar los grifos al enjabonarnos o lavarnos los dientes, y enseñarles a separar correctamente los residuos antes de llevarlos a la estación de reciclaje.
DJ