El Nuevo Herald: Gobierno aplica devaluación de facto en Venezuela

El régimen de Nicolás Maduro aplicó el viernes una devaluación de facto en Venezuela -cuyos alcances aún no han sido reportados- a través del recién reformulado Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD), un mecanismo de subasta de dólares calificado por economistas como “un monstruo cambiario de mil cabezas”
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El sistema de subastas, uno de los pocos instrumentos para obtener dólares legalmente para la gran mayoría de los venezolanos, podría haber llevado el viernes el tipo de cambio por encima de 14 bolívares por dólar.
“Con ese precio, estamos hablando de una macrodevaluación en Venezuela, la cual tendrá un impacto que va a exacerbar la inflación. Al devaluarse la moneda, es probable que durante los próximos seis meses se vaya a potenciar esta tensión inflacionaria, que impactará en los precios de los productos”, advirtió José Guerra, profesor de economía de la Universidad Central de Venezuela.
Con el SICAD, “el gobierno lo que hizo fue crear un monstruo cambiario de mil cabezas, con multiplicidad de tasas de cambio, cuando lo que en realidad hay que hacer es crear una nueva política cambiaria en la que tengamos un solo tipo de cambio, a través del cual los venezolanos puedan adquirir sus divisas”, enfatizó.
Los resultados de las subastas, en las que participaron cientos de empresas e individuos, no fueron anunciados al público, pero economistas dijeron que bien podría haber alcanzado cerca del triple del tipo de cambio oficial de 6.3 bolívares por dólar, asignado para la importación de productos de primera necesidad.
Solo $200 millones fueron subastados el viernes, $30 millones para individuos y $170 millones para empresas.
En la subasta anterior, realizada en marzo, las ofertas colocadas por los $200 millones subastados, promediaron $12.5 bolívares por unidad, según informes de prensa locales.
Pero en esta ocasión, la cotización promedio habría sido más alta, en vista de que habían transcurrido más de tres meses desde la última licitación y que el tipo de cambio en el mercado negro, cuya sola mención es ilegal en Venezuela, supera los 33 bolívares.
La subasta fue realizada en momentos en que el régimen enfrenta serios problemas económicos, al encontrarse con que la renta petrolera –que genera el 95 por ciento de las divisas que entran al país- es insuficiente para cubrir los enormes costos de los programas sociales del gobierno, los subsidios otorgados a la naciones amigas de la “revolución bolivariana” y los cada vez mayores volúmenes de productos importados.
El enorme apetito por recursos del régimen agotó las reservas líquidas del país a niveles de $2,500 millones, desde los $33,0000 millones en que se encontraban en el primer trimestre del 2009. Esa caída se produjo aún cuando los precios del crudo venezolano se encuentran en niveles comparativamente altos de más de $100 por barril.
Las subastas del SICAD fueron introducidas precisamente para tratar de defender los pocos dólares en la arcas del Estado, pero el mecanismo aplicado significa que los venezolanos solo están viendo los primeros eslabones de una larga cadena de devaluaciones.
“El SICAD debería llamarse Sistema de Administración de Devaluaciones, porque en realidad lo que se propone es que sea un mecanismo para administrar las devaluaciones por sector de la economía y por subasta”, comentó Angel García Banchs, director de la firma Econométrica.
Dado a que se trata un mecanismo de subasta, la proporción de la devaluación va a variar de oferente en oferente.
Lastimosamente para millones, ese es el único sistema al que podrían optar legalmente la gran mayoría de venezolanos porque el mecanismo utilizado para otorgar el tipo de cambio oficial de 6.3 bolívares por unidad está disponible solo para un pequeño grupo.
“En este esquema, no todos tenemos acceso a las divisas. Solo unos privilegiados, muy pocos, son los que a costa de muchos, se hacen millonarios de una semana a otra cuando acceden al tipo de cambio de 6.30 bolívares por dólar y luego venden las mercancías a un tipo de cambio cuatro, cinco o hasta seis veces mayor”, explicó García.
“Todo esto está hecho, precisamente, como una institución excluyente y no fomenta la competencia, sino todo lo contrario: el acceso a las fuentes de poder económico a unos pocos, los privilegiados”, dijo.
En una economía tan dolarizada como la de Venezuela, donde años de revolución socialista han destruido el aparato productivo hasta el extremo que gran parte de los productos que se consumen en el país son importados, una devaluación tiene automáticamente impactos inflacionarios.
Esto es grave para un país que ya ostentaba una de las tasas de inflación más altas del mundo, dijo Guerra.
Y los más afectados serán precisamente los sectores de menos recursos, advirtió.
“Esta macrodevaluación tiene el propósito de sacarles plata a los venezolanos del bolsillo para financiar los déficits del gobierno y afectará el bolsillo del pueblo, en particular el de los más pobres”, dijo.