Una noche más de protestas en Túnez contra el Gobierno

Cientos de manifestantes se han vuelto a concentrar una noche más frente a la sede de la Asamblea Nacional Constituyente, para protestar por la muerte el pasado día 25 del diputado Mohamed al Brahmi y exigir la disolución del Parlamento y del Ejecutivo de Ali Laridi.
Según varios medios nacionales, las fuerzas de seguridad tunecinas han reforzado sus posiciones y han cerrado los accesos a la plaza de El Bardo, donde se concentran los opositores, así como también simpatizantes del Gobierno y del partido gubernamental Al Nahda que defienden la legitimidad del ejecutivo.
Según la agencia nacional TAP, las fuerzas de seguridad mantienen una barrera de separación de unos treinta metros entre ambos grupos.
Entre los opositores participan medio centenar de diputados que han suspendido sus actividades parlamentarias para presionar al Gobierno, que ayer anunció a través de Laridi, su intención de no disolverse.
"Nuestra determinación no es permanecer en el Gobierno, pero tenemos un deber y en el momento en el que asumimos la responsabilidad la asumimos del todo y hasta el final. Hasta el último momento", dijo Laridi ayer en unas declaraciones televisadas en respuesta a las voces opositoras que han pedido la disolución del Parlamento y del Ejecutivo.
En contrapartida, Laridi propuso la celebración de elecciones el próximo 17 de diciembre, y prometió que la redacción de la Constitución que estará lista antes de septiembre y la ley electoral para el próximo 23 de octubre.
Por ello, Laridi llamó a los partidos y las fuerzas políticas a sentarse a la mesa de diálogo.
Sin embargo, esta mañana el sindicado mayoritario Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT) insistió en un comunicado sobre la necesidad de que se forme un gobierno tecnócrata independiente.
En relación con la muerte ayer de 10 soldados tunecinos en un enfrentamiento con supuestos terroristas, la UGTT ha exigido la creación de un Órgano Nacional para investigar el terrorismo y los asesinatos políticos, así como la disolución de las Ligas de Protección de la Revolución.
Estos grupos, cercanos al partido islamista Al Nahda, han sido acusados por la oposición de estar detrás de la violencia política.
El asesinato el pasado 6 de febrero de otro dirigente opositor de izquierdas, Chukri Bel Aid, desató en el país una oleada de protestas similar que sumió al país en una profunda crisis política que forzó la dimisión del entonces primer ministro, Hamadi Yabali, que al igual que Laridi, pertenece al partido islamista moderado Al Nahda. EFE